REGRESANDO A LA REALIDAD
- Lex López
- 8 ago 2018
- 2 Min. de lectura

Acabaron las tan anheladas “vacaciones agostinas”, como es costumbre probablemente saliste a disfrutar con tu familia y amigos en la playa, fuiste de campamento, visitaste a familiares, entre otras cosas, sin embargo, ¿Qué hay después de ese descanso? En algunos casos aparece el contraste de la felicidad vacacional y el sabor amargo de la realidad laboral o familiar, que es de lo que este escrito trata.
Muchas veces las “escapaditas” que nos damos para salir del país, desconectarnos del mundo laboral y problemas personales resultan gratificantes en su momento, sin embargo, olvidamos que los encuentros temporales suelen acabar en daños permanentes.
Me refiero a que el problema no es vacacionar y regresar al mundo real, sino dejar de disfrutar por temor a lo que después vendrá, ya que al acabarse las vacaciones puedes empezar a sentir ansiedad, depresión, insomnio, tristeza e incluso sentimientos de incapacidad…
Todas las personas desarrollamos una reacción emocional ante tal situación, a algunos parece afectarles de forma positiva y a otros de forma negativa, aunque comúnmente la mayoría experimenta lo que se conoce como “síndrome postvacacional” que según Carbonell se describe como una incapacidad temporal de adaptación al trabajo y a otras áreas tras la finalización de las vacaciones. El conjunto de síntomas que engloba este síndrome es amplio y varía en función de las personas, su vulnerabilidad, su percepción, su estilo personal y en función de otras variables contextuales.

La forma más sencilla de trabajar este tipo de situaciones es canalizando las emociones, ya que te permiten identificar qué tipo de pensamientos estás sosteniendo de forma mayoritaria para poder modificarlos en la vibración adecuada. Hago mención de ello ya que hay muchas personas que creen que están pensando de forma positiva solamente porque visualizan lo que desean, pero no se percatan que transmiten vibras toxicas a los demás.
Regresar a la realidad no es malo, malo es que no conectes tus emociones para transmitir vibras positivas en ti mismo y los demás, recuerda que todo lo que sale de ti, viene multiplicado y de ahí la importancia de no permanecer en estados emocionales que nos causen sentimientos de escasez, miedo, ansiedad, tristeza, rabia y similares.
Te aconsejo que evites tener la sensación de que las vacaciones son un estado absolutamente opuesto al período de trabajo, y por tanto uno de placer, y el otro de malestar y sufrimiento. También que afrontes la realidad como un nuevo periodo vital en que puedes desarrollar nuevas actividades que te permitirán crecer de manera personal.
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